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Un feliz reencuentro en Compostela: Ovidio en el Museo do Pobo Galego

Después de un largo año de silencio, retomamos las visitas a las bibliotecas «ovidianas» y volvemos a Santiago. Nuestra última entrada nos había llevado a Lugo, siguiendo el itinerario de bibliotecas gallegas establecido en la Biblioteca Digital Ovidiana. Sin embargo, durante este último año, el azar nos deparó el hallazgo de un ejemplar de una edición ilustrada en una biblioteca de Compostela en la que no esperábamos encontrarnos con un Ovidio antiguo e ilustrado, la biblioteca del Museo do Pobo Galego, una institución santiaguesa que se ha convertido en un referente de la etnografía y patrimonio gallego.

El Museo y su biblioteca se encuentran actualmente alojados en el convento de Santo Domingo de Bonaval. Este, cuya historia se remonta al siglo XIII, ha sufrido a lo largo de los siglos modificaciones que han dado como resultado el actual edificio, donde las partes más antiguas datan del siglo XIV y las ampliaciones y reformas de Domingo de Andrade, del siglo XVIII, han dejado la huella barroca en elementos como la emblemática triple escalera de caracol. 

El camino hasta la conformación del museo en su estado actual comenzó en realidad en los años 30 por iniciativa del Seminario de Estudos Galegos, una institución nacida en 1923 con intención de estudiar y dar visibilidad al patrimonio cultural de Galicia. Esta idea se vio truncada durante la guerra civil y parte de su legado fue recogido más tarde por el Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, dependiente del CSIC, creado en 1944. Durante la transición democrática, en 1976, empezó a ver la luz el Museo do Pobo Galego, con la constitución de un patronato cuyos objetivos se centran en investigar, conservar, divulgar, defender y promover la cultura gallega. En octubre de 1977 le fue cedido por el ayuntamiento de Santiago el convento donde hoy se encuentra, y se abrieron las primeras salas del museo. Este mismo año se inauguran también la biblioteca y el archivo, abiertos al público para la consulta y dedicados a custodiar y tratar la documentación que atesoran. 

En 2012, la biblioteca del Museo do Pobo Galego, de uso público pero titularidad privada, fue declarada por la Xunta Biblioteca de Especial Interés para Galicia. El fondo bibliográfico está compuesto por más de cien mil volúmenes, entre libros y publicaciones periódicas. De modo general, cuenta con colecciones de cartografía, pergaminos, cartelería, música, un impresionante fondo histórico con impresos y documentos anteriores a 1800 y una sección de hemeroteca. En su mayoría, los fondos proceden de donaciones, intercambios institucionales y, en menor medida, adquisiciones.

Específicamente, el conjunto está articulado en colecciones que reflejan la composición del fondo y el modo principal en que se se constituyó. Estas colecciones están formadas por bibliotecas personales privadas que se donaron al museo, tales como la biblioteca Xoaquín Lorenzo Fernández “Xocas” (Ourense, 1907 – Lobeira, 1989), la biblioteca Xesús Taboada Chivite (Verín 1907-1976), la biblioteca Antonio Fraguas Fraguas (Cotobade, 1905 – Santiago, 1999), la biblioteca Antonio Rodríguez Fraiz (Cerdedo, 1912 – Campañó, 1995), la biblioteca Manuel Beiras García (Santiago, 1904 – 1996) y la biblioteca Familia Baltar (Padrón, ca. 1790 – Santiago, 2005), que es la que nos interesa en esta ocasión.

Esta biblioteca familiar, donada al museo por los herederos de don Ramón Baltar Domínguez en 2005, comenzó a formarse a principios del siglo XIX en Padrón (A Coruña), por el farmacéutico José Baltar Varela, y fue continuada por su sobrino Ángel Baltar Varela. Conservada en la familia a lo largo de los años, fue trasladada a Santiago en los años 40 del siglo pasado, y cedida al cirujano y humanista Ramón Baltar Domínguez (1902-1981). El fondo bibliográfico se compone de mas de quince mil volúmenes de temática variada, que, cronológicamente, abarcan desde el siglo XV hasta bien avanzado el siglo XX. Una exposición de algunos de estos fondos se ha inaugurado precisamente durante este mes de febrero en el Colegio de Fonseca de la universidad compostelana.

Entre los libros antiguos de esta nutrida biblioteca de los Baltar se encuentra un ejemplar de una edición ilustrada de las Metamorfosis que vio la luz en 1589, Las Transformaciones de Ouidio traduzidas del verso latino, en tercetos, octauas rimas por el Licenciado Viana, en lengua vulgar castellana. Esta edición, con la que ya hemos entrado en contacto en dos ocasiones en nuestras visitas a la biblioteca de la Catedral de Santiago y a la Biblioteca Xeral de la Universidad de Santiago que poseen sendos ejemplares de la obra, contiene la traducción al castellano del poema ovidiano realizada por Pedro Sánchez de Viana en tercetos y octavas reales, que imprime en Valladolid Diego Fernández de Córdoba en la segunda mitad del siglo XVI. Publicada bajo el título de Las Transformaciones de Ouidio es una de las tres únicas ediciones españolas ilustradas.

Tanto desde el punto de vista del texto como del de la ilustración, la edición de Viana es heredera del modelo de las ediciones que contienen la famosa traducción italiana de Giovanni Andrea dell’Anguillara, que en 1589 ya tenía varias ediciones a sus espaldas y circulaba por Europa como un best-seller. La edición de Viana nace ya  de manera consciente como un “reflejo” de este fenómeno, pues la fiel traducción del licenciado Viana está en octava rima, como la italiana, y el formato del libro no solo es similar en la caja del texto, sino también en la elección consciente del aparato figurativo, que se compone, igualmente, de un juego de quince grabados, uno por libro, encabezando el inicio del texto. Por su parte, la edición española incluye como anexo al texto ovidiano las Anotaciones sobre los quinze libros de las Transformaciones de Ovidio, del mismo Sánchez de Viana, que consiste en un extenso conjunto de comentarios sobre las fábulas y las historias mitológicas.

Ya hemos indicado en entradas anteriores que, a pesar de que ya se conocía la magnífica edición veneciana de 1584 impresa por Bernardo Giunta y adornada con las fantásticas calcografías debidas al discípulo de los Carracci, Giacomo Franco, con la que también entramos en contacto en la Biblioteca Xeral de la Universidad de Santiago, el producto español, más modesto y menos cuidado, incorpora quince xilografías, obra de un artista anónimo, que son copias de calidad desigual de las que se incluyen en la segunda edición de la traducción de Anguillara que ve la luz en Venecia en 1563 editada por Giovanni Griffio a instancias de Francesco de Franceschi Senese. Por otra parte, los quince grabados que la adornan parecen haber sido escogidos obedeciendo al criterio de representar las historias con las que comienza cada uno de los libros del poema,  y esto parece cumplirse casi sin excepción.

A pesar de sus fallos de edición, la traducción ilustrada de Sánchez de Viana,  conoce un éxito y una difusión sin precedentes en España, de modo que la mayoría de las bibliotecas españolas con fondo antiguo poseen uno o varios ejemplares. De las más de setenta copias que se conservan en España, veintisiete ya se encuentran accesibles en sitio web de la Biblioteca Digital Ovidiana, entre los que ya se encuentra incorporado este nuevo ejemplar compostelano del que no se tenía noticia.

El ejemplar de la biblioteca del Museo do Pobo Galego, aunque está deteriorado y mutilado porque le faltan la portada y varias páginas, y carece de los grabados de los libros 6 y 13, tiene la peculiaridad de conservar una preciosa encuadernación del XVI, algo dañada, que parece la original. La copia contiene además numerosos testimonios de los numerosos lectores por cuyas manos pasó esta popular traducción de Ovidio con imágenes. Así abundan los Ex libris, entre los que destaca el nombre del que creemos que es el primero de los poseedores dentro de la familia, José Baltar, de modo que la obra llevaría en la biblioteca familiar desde sus inicios.

Ex libris,en tinta roja con el nombre del poseedor sobre el grabado de la p. 1 del libro I: DE D. JOSE BALTAR (f. 1 r., 9 r.)

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El Ovidio perdido del Seminario Mayor de Lugo

Siguiendo nuestro recorrido ovidiano por las bibliotecas gallegas, la visita de hoy, más breve de lo habitual, nos lleva hasta la provincia de Lugo, concretamente a la Biblioteca del Seminario Mayor de la propia ciudad de Lugo. La biblioteca, que se ubica en la sede del Seminario Diocesano, sito en la Avenida Ánxel López Pérez, es una institución de titularidad privada pero de uso público y gratuito.

La biblioteca posee aproximadamente 100.000 ejemplares de notable calidad y valor bibliográfico. Las materias mejor representadas evidentemente son las eclesiásticas, la teología, las escrituras y la filosofía, sin embargo, cuenta con obras fundamentales y destacadas del campo de la historia, el derecho y la lingüística, pero también de ciencias naturales y medicina. De manera concreta, es especialmente relevante la sección de ciencia que está relacionada con Ramón Mª Aller, el ilustre científico gallego del siglo XIX famoso por su labor en el campo de la astrofísica, que comenzó su vida sacerdotal y científica en el Seminario de Lugo.

Los orígenes de la biblioteca se remontan a las primeras bibliotecas episcopales de la Alta Edad Media, de modo que se puede afirmar que es una de las bibliotecas más antiguas de Galicia y por ello constituye uno de los bienes culturales más importantes de la provincia de Lugo.

El rico e importante Fondo Antiguo está formado por la Biblioteca Episcopal de la que fue autor el obispo Armañá, del siglo XVIII, al que se le añade el fondo del obispo Balanzá, ya del siglo XIX, además de significativas donaciones de varias figuras ilustres. Está constituido por obras fundamentales de diversas disciplinas y cuenta con numerosos ejemplares únicos.

El fondo ovidiano de la biblioteca del Seminario, sin embargo, no es especialmente nutrido, ya que se compone únicamente de seis ejemplares de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. Tres de ellos pertenecen a ediciones latinas de los Fastos y de la poesía del destierro, y tres son traducciones de las Metamorfosis, una de ellas, de 1645, una versión castellana editada en Madrid; otra, una versión francesa del siglo XIX, y la que hemos dejado para el final, la famosa traducción italiana de Giovanni Andrea dell’Anguillara, en la magnífica edición veneciana de 1584 impresa por Bernardo Giunta y adornada con las fantásticas calcografías debidas al discípulo de los Carracci, Giacomo Franco.

Esta edición, con la que ya hemos entrado en contacto en nuestra visita a la Biblioteca de la Universidad de Santiago, es la única obra ilustrada de Ovidio conservada en el fondo del seminario, pero constituye un caso peculiar que convierte nuestra visita en una especie de excepción, porque nos enfrenta a una de esas dolorosas pérdidas que sufren las bibliotecas en las todas partes del mundo.

La rica ilustración de la edición veneciana de 1584, que se muestra en su portada y en los quince grabados, uno por cada uno de los libros del poema, primeras calcografías incluidas en una obra ovidiana, de una calidad y una belleza extraordinarias, ha desaparecido en el ejemplar lucense: las quince ilustraciones han sido arrancadas y no se conserva más que la portada. La edición conserva su valor bibliográfico en su interesante traducción, pero se ha convertido en una lamentable «rareza»: una edición ilustrada que ha perdido todo su aparato visual. Un atentado contra el patrimonio bibliográfico que ha dejado una huella irreparable.

Como patrimonio ovidiano, el ejemplar está presente en la Biblioteca Digital Ovidiana en la que queda constancia de «lo que fue y ya no es», y ocupa un lugar por derecho propio entre los trece ejemplares localizados hasta el momento en las bibliotecas españolas, de los cuales en el sitio web de la Biblioteca Digital Ovidiana  se encuentran alojados y estudiados ocho. Esta famosa edición ilustrada de Ovidio, que se convirtió en un verdadero «best-seller» en Europa, también llegó a esta gran biblioteca de la ciudad de Lugo, pero un lector desalmado decidió cambiar su destino e impedir que otros lectores disfrutaran del poema del autor latino en todo su esplendor.

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